sábado, 6 de marzo de 2010

La hora del ecoprogreso ya está aquí


Donde quiera que vivamos, sea en el campo o en el centro neurálgico de una ciudad, nuestras vidas dependen de los servicios proporcionados por los sistemas naturales de la Tierra", enuncia contundente la publicación que Apresid editó especialmente para Expoagro 2010.

Seguir Leyendo...



"El Informe Planeta Vivo 2008, de la World Wildlife Fund, nos advierte que estamos consumiendo los recursos que sustentan estos servicios demasiado rápido -a mayor velocidad que el tiempo que se requiere para renovarlos-. Sin embargo, nuestras demandas siguen en aumento, resultado del implacable crecimiento no sólo de la población humana sino también del consumo individual", precisa el trabajo.

La huella ecológica global excede en casi un 30% la capacidad del planeta de regenerarse. Si nuestras demandas continúan a este ritmo, "a mediados de la década de 2030 necesitaremos el equivalente a dos planetas para mantener nuestro estilo de vida", agrega el informe.

Frente a este escenario poco alentador, Aapresid invita a reflexionar sobre las alternativas que actualmente tiene la agricultura para revertir este proceso, logrando mayor producción y simultáneamente cuidando el ambiente.

Los recursos de los que dispone la humanidad no son eternos. Aire, agua y suelo requieren de extrema atención y cuidado. El crecimiento de la población, la distribución no equitativa de la biocapacidad y de los recursos hídricos, así como los efectos del cambio climático, el alza actual de los precios del petróleo y de los alimentos, agravan algunas de las difíciles opciones que deben afrontar quienes tomen las decisiones en las décadas por venir.

Aunque el manejo de la huella de la humanidad será vital para detener y revertir el exceso, la brecha entra la huella y la biocapacidad se puede reducir utilizando el potencial de la bioproductividad del planeta de manera sensata, para maximizar su contribución a las necesidades humanas, sin disminuir su capacidad de proporcionar los servicios ecológicos de los que dependemos. Es la lógica detrás del concepto del "Ecoprogreso".

El aire es esencial para la vida en el planeta. La agenda de todas las naciones ha asumido el desafío de cuidar este recurso. El efecto invernadero es el fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la atmósfera, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. De acuerdo con el actual consenso científico, el efecto invernadero se está viendo acentuado en la Tierra por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de carbono y el metano, debida a la actividad económica humana.

Reducir las emisiones de CO2 es uno de los desafíos que se plantea hoy la humanidad, frente a la -ya por todos conocida- problemática del cambio climático. La agricultura es una importante fuente de los tres principales gases de efecto invernadero: el dióxido de carbono -el más importante-, el metano y el óxido nitroso. Las actividades agrícolas y los cambios en el uso de la tierra contribuyen en aproximadamente un tercio del total de emisiones de dióxido de carbono y son la mayor fuente de metano y óxidos nitrosos. Sin embargo, prácticas agrícolas sostenibles, como la siembra directa, permiten desempeñar una importante función como «sumidero de carbono por su capacidad de absorber y almacenar gases de efecto invernadero, en especial, el carbono en suelos, plantas y árboles.

En la actualidad, 1/3 de la población mundial vive en países donde no hay suficiente agua, o su calidad se ha visto comprometida. Para el 2025, serán 2/3. En agricultura, a través del sistema de siembra directa y la presencia de rastrojos en superficie, es factible lograr un ahorro de agua.

Sistemas de no remoción del suelo con acumulación de residuos de cosecha en superficie, permiten disminuir la magnitud de los procesos erosivos, a la vez que disminuyen las pérdidas por evaporación directa. A su vez, se regenera permanentemente la bioporosidad del suelo. Más agua en el suelo, disponible para más cultivos. En definitiva, una mayor eficiencia en la producción de alimentos por cada gota de agua.

La agricultura convencional -por vía de la erosión de los suelos- y por la aplicación de un criterio de explotación extractivo de los recursos, en muchos casos hizo llegar a extremos de deterioro de magnitud escalofriante: "perder más de 10 toneladas de suelo por tonelada de grano producido"; evidentemente, un costo que la humanidad toda no podía, y menos aún puede ni podrá, seguir pagando.

La siembra directa, en cambio, puso en marcha un nuevo paradigma en la agricultura, que permite superar el problema de la erosión y degradación de los suelos. Sin embargo, la no remoción, por sí sola, no garantiza minimizar los procesos de degradación del suelo ni asegura la sustentabilidad del sistema productivo. Debería ser acompañada de un adecuado esquema de rotaciones de cultivos, de planes de fertilización que balanceen la extracción de nutrientes, del uso de cubiertas vegetales y demás prácticas que tiendan a la estabilidad del sistema de producción. Hablamos de un conjunto de Buenas Prácticas Agrícolas que brindan un sello de sustentabilidad a la actividad.

Argentina tiene la oportunidad de posicionarse como la agricultura del Ecoprogreso. Aapresid lo muestra en Expoagro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario