domingo, 23 de agosto de 2009

Cuando el árbol deja ver el bosque


Argentina fue pionera en el desarrollo forestal del Cono Sur con sus bosques nativos como fuente para la obtención de madera. Hace más de 100 años se introdujeron las primeras especies exóticas de rápido crecimiento, y hacia fines de los 50 existía una importante industria del aserrado y ya se fabricaba papel con pasta celulósica proveniente de bosques nativos. La Dirección Nacional de Bosques tenía técnicos experimentados y el INTA disponía de un equipo capacitado y ampliamente distribuido en el país.

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También la potencialidad de nuestros suelos y la diversidad de climas del país lo focalizaba al tope del desarrollo foresto industrial de la región, cuando además se contaba con una clase media que tenía un alto consumo de madera y papel.

La realidad posterior fue diferente. Las incipientes industrias brasileñas que aprendían de Argentina hoy disponen de 6 millones de hectáreas plantadas. En Chile el sector forestal avanzó ocupando el segundo lugar en la economía del país. Aunque las diferencias más notables se observan en el ritmo de las plantaciones y las superficies totales logradas. La Argentina promovió el cultivo forestal desde 1948 pero a pesar del inmenso territorio disponible y su potencial, hoy apenas supera el millón de hectáreas plantadas, la mitad al amparo de la ley 25.080; mientras que países con áreas más reducidas hoy cuentan con superficies plantadas iguales o superiores a las argentinas.

Con suelos de calidad para producir alimentos, se dispone de otras áreas para la forestación. Y, sumado a un clima favorable, permite obtener crecimientos difícilmente igualables en otras regiones. El sector involucra a más de 500.000 trabajadores y antes de la crisis mundial exportaba por valor de 1.000 millones de dólares anuales. Los bosques fijan carbono en la madera, atemperando el calentamiento global, reduciendo el escurrimiento y preservando los suelos, lo cual además de crear nuevas fuentes de trabajo, brindan madera que no es necesario importar. Pero también protegen la fauna silvestre y aumentan la biodiversidad, al contrario de la creencia que con las plantaciones se crean "desiertos verdes".

El XIII Congreso Forestal Mundial (Buenos Aires, 18 al 23 de octubre próximo) debe demostrar al mundo que Argentina tiene los elementos requeridos para un desarrollo forestal sin límites y con altos niveles de eficiencia. Una ronda de negocios mostrará ese potencial de captura de inversiones y de oferta de productos.

Este congreso se da en medio de una crisis mundial, requiriendo un gran esfuerzo. Es de esperar que se aproveche, tomando conciencia de la importancia del sector en lo que hace al mejoramiento ambiental y la energía, a la creación de puestos de trabajo y a la generación de recursos mediante la exportación de productos. Para el objetivo de un desarrollo sustentable del sector, debemos movilizarnos enérgicamente, vencer antinomias, establecer un trabajo conjunto privado-estatal, brindando reglas de juego estables en el largo plazo, con la seriedad que nuestros países vecinos ya han demostrado.

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